Fuente: www.elplural.com, 27 de abril
La anodina agenda del presidente incluye una reunión con el primer ministro irlandés y un paseo por La Alhambra. Mariano Rajoy no ha dado la cara a tiempo ante los reiterados incumplimientos de su programa electoral, tampoco ante el escándalo de los papeles de Bárcenas, sobre la presunta financiación irregular del PP. Era de esperar que no lo hiciera tampoco ahora, ante el mayor incumplimiento de su mandato: no superar las alarmantes cifras de paro, su gran baza electoral. Hará justamente lo contrario y finalizará su legislatura con un mayor número de desempleados que cuando llegó a la Moncloa.
La frustración evidenciada por Sáenz de Santamaría
Tras la publicación de los datos de la EPA, de los más de 6.200,000 parados, el presidente no ha comparecido, y tampoco lo ha hecho para explicar su anunciado paquete de medidas, a pesar de la expectación de los ciudadanos y del reclamo de Bruselas de que haga algo. Ha sido la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien tuvo ayer, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, que tragar en seco al anunciar que se mantendrá la subida del IRPF después de prometer que sería una medida temporal que se revocaría en 2014. Esto, además de reconocer que las previsiones económicas del Ejecutivo eran un puro espejismo y que ni se creará empleo ni el retroceso será del 0,5, sino tres veces mayor.
La número dos de Rajoy hizo ayer evidente su frustración al sentenciar que el Gobierno “no puede hacer milagros”. Al menos, el jefe del Ejecutivo podría hablar a los españoles, tranquilizarles, pedirles perdón por haberles mentido tanto. Pero ni comparecencia ni explicaciones. Rajoy se esconde. Su agenda lo refleja todo: este sábado, reunión con el primer ministro de Irlanda y presidente en ejercicio de la UE en Granada, y mañana, paseo por La Alhambra. El lunes, intervención en el Casino de Madrid, en la Asamblea Anual del Instituto de la Empresa Familiar. Sin dudas, no es la agenda del presidente de un país cuya economía se hunde y que cada minuto pierde un puesto de trabajo.
La fórmula para huir de la prensa
El líder popular ha encontrado ya la forma ideal para huir de los medios de comunicación. Tras las críticas por sus ruedas de prensa sin preguntas, ha optado por la fórmula de una pantalla de plasma, a través de la que los periodistas pueden seguir su intervención, pero sin ocasión para preguntar. Todo un ingenio. Lo hizo por primera vez para evitarse el tener que dar explicaciones sobre los papeles de Bárcenas y la presunta contabilidad oculta del PP o sobre ese otro escándalo mayúsculo que es la revelación de la amistad de su delfín político, Alberto Núñez Feijóo, con un narcotraficante. No nos extrañemos, si un día el presidente renuncia a acudir al Congreso de los Diputados y habla a los diputados a través de una pantalla desde la Moncloa.
Escondido tras un silencio insólito
Este viernes, la directora de Hoy por hoy, el programa matinal de la SER, Pepa Bueno, además de pedirle que declare “un estado de emergencia”, mostraba su sorpresa por el “insólito silencio” de Rajoy. En el mismo sentido, el periodista de El País José María Izquierdo consideraba que o el presidente del Gobierno o la ministra de Trabajo deberían dar la cara y dar explicaciones a la terrible cifra de parados. “Escondido, así está Mariano Rajoy”, lamentaba el veterano periodista.
No está dipuesto a reconocer su derrota
El quid de la cuestión es que el sucesor de Aznar además de no dar la cara, no da la talla, como afirma hoy en su artículo el director de ELPLURAL.COM, Enric Sopena, y no está dispuesto a reconocer “su frustración” , su “derrota” y que sus proyectos “han quedado en agua de borrajas. O sea, en nada”.
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