martes, 9 de abril de 2013

Entrevista sobre los escraches


Fuente: www.teinteresa.es, 31 de marzo

Jorge Moruno Danzi, sociólogo y escritor está a favor del movimiento escrache porque según nos ha contado “cuando los mecanismos establecidos en un determinado diseño político institucional no cumplen con el propósito para el cual fueron construidos y se revelan incapaces de atender las demandas ciudadanas, cuando un régimen político, una determinada configuración de poder, se cierra en sí mismo desoyendo a la ciudadanía, sólo la desobediencia social, sólo la escisión popular, sirve de mecanismo para reivindicar la democracia y los derechos conquistados”, puntualiza.


A su juicio, la PAH hace las veces de catalizador de la rabia y la frustración de familias y personas que observan como aumentan los beneficios de los ricos mientras a ellos les expulsan de sus casas, evitando así, manifestaciones de violencia anómica -sin norma-, organizando políticamente el descontento.
No se trata de tomarse la justicia por su mano. “Lo que se está dando es la construcción de instituciones que nacen del conflicto en lo social y que frente al desorden y caos que ofrece el régimen, proponen la construcción de otra legitimidad constituyente que choca con la vieja constituida. Los mecanismos legales que ofrece el llamado Estado de Derecho han sido agotados y en un país con tan poca cultura democrática -el partido de gobierno nunca ha condenado el golpe de estado y la dictadura franquista-, es todavía más necesario ampliar la democracia por la vía que siempre lo ha hecho: el conflicto y el disenso desde abajo que propone aquella parte de la población que no tiene parte y pone en duda el monopolio de la palabra que tienen las élites”.
Moruno Danzi analiza también otras opiniones sobre los escraches en otros medios de comunicación. “Esa concepción de la política parte de una idea de la democracia como si se tratara de algo estático y petrificado en el tiempo, sin posibilidad de cambio, poniendo el acento en la obediencia al soberano ante cualquier ruptura del contrato social. El sistema parlamentario funda sus bases en la soberanía del pueblo, único garante de la democracia, pero cuando dicho sistema responde a instancias ajenas a sus representados y le rinde cuentas a instituciones que nadie ha elegido y a nadie representan, están rompiendo el pacto con sus propios representados”.
¿SE PUEDEN COMPARAR LOS ESCRACHES CON ETA?

Sobre una similitud con la organización terrorista, Moruno lo tiene claro: “La carta de ETA que el régimen y sus medios cortesanos sacan sistemáticamente para criminalizar y desacreditar a las movilizaciones sociales, denota un claro desprecio a las propias víctimas que se ven reducidas a mera retórica y recurso discursivo utilizado para defender los intereses de los poderosos. Para ellos las víctimas son nichos de mercado electoral.
A Fernando Savater se le debería caer la cara de vergüenza cuando pronuncia esas palabras. Cómo se atreve a trasladar la coyuntura que tenía el conflicto vasco, comparándolo con acudir e informar a los diputados y a sus vecinos de lo que están haciendo: negar el desarrollo vital de gran parte de la población española. Igualmente, es necesario modificar el punto de partida de los planteamientos; la cuestión no es preguntarse ¿hasta dónde son legítimas las protestas?, sino ¿hasta dónde la ciudadanía de esta país y europea, vamos a permitir que se siga perpetrando este robo y empobrecimiento generalizado de nuestras vidas para beneficio de pocos? Para quien piensa desde el punto de vista de quien manda en lugar de quien desobedece, los desahucios y vidas arruinadas pueden llegar a ser indignantes, pero tocar un timbre y pegar pegatinas es algo intolerable. Es demencial, insultante y aberrante. Teniendo esto en cuenta y la situación que se vive, nuestra lumpen-oligarquía debería estar agradecida por el complicado ejercicio de contención social que está teniendo la ciudadanía española”.
DISTINTAS FORMAS DE EXPRESA UN MISMO DESCONTENTO

Moruno cree que aunque los distintos países europeos, de forma más aguda en el sur mediterráneo, sufren las consecuencias de una misma lógica destructiva, las formas de expresar el descontento responden a condicionamientos culturales, sociales, políticos e históricos muy distintos. “Es posible que algunas prácticas sean adaptadas a cada caso concreto, pero no se trata de hacer un corta y pega de lo que  tiene éxito en un país e incorporarlo en otro sin tener en cuenta todo el resto de variables”.
LO RIDÍCULO ES SEGUIR HACIENDO OÍDOS SORDOS

Moruno está seguro de que está forma de hacerse oir tiene que dar algún resultado: “Es curioso, pero los que hoy no pueden evitar criticar la ley hipotecaria y los desahucios se han resistido hasta el último momento, cuando ya raya lo ridículo seguir haciendo oídos sordos a la movilización social. De haber seguido únicamente los mecanismos legales y no haber irrumpido de forma disruptiva en la agenda pública a través de la desobediencia civil, nadie se habría hecho eco de uno de los mayores dramas de este país. Si el tribunal de Estrasburgo ha sancionado la ley hipotecaria española ha sido gracias a la que las personas han desobedecido una ley injusta, poniendo en duda su propio fundamento, cuando la gente se agarra de los brazos  para impedir que la policía pagada con dinero de todos trabaje para los intereses financieros que están hundiendo al país. Los resultados suelen medirse a posteriori, reconociendo su valor, pero en mi opinión eso no es suficiente. Es necesario tomar partido cuando la legitimidad se separa de la legalidad, ahí hace falta valentía política y desgraciadamente no muchos la tienen”, ha concluído.

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