jueves, 24 de enero de 2013

Catálogo de excusas para justificar la represión


Autor: Diana Romero, 11 de enero

Un buen día quitan Carne Cruda de la radio pública. Cuando se les pide una justificación, aluden motivos económicos y de audiencia (aunque el programa de Javier Gallego, casualmente el más crítico con el poder, es el único en desaparecer de la parrilla).

Un policía que apoyó el 15M es expedientado, enfrentándose a tres meses de suspensión de empleo. ¿El motivo?: “abuso de atribuciones” por hablar en nombre de la Policía (aunque realmente dio su opinión al calor de una asamblea y dejó claro que sólo se representaba a sí mismo).

Alguien tiene la idea de prohibir a todo manifestante ir con la cara cubierta en las concentraciones, en una aguerrida lucha contra el vandalismo (aunque los policías, por el contrario, pueden ir cubiertos, disfrazados y sin identificar).

La Audiencia Nacional considera peligrosos unos tuits que citan a Gramsci y Benedetti: nada menos que “apología de la violencia” es, ahora, repetir sin citar autor un pensamiento sobre la lucha.

Unos policías quitan la cámara a un periodista de El País acusado de llevar armas (al encontrarle, después de registrar mucho, una navaja multiusos en el bolsillo). A una reportera de la Sexta que graba una carga policial le quitan el material y la detienen acusándola de resistencia y agresión a la autoridad (suponemos que si se resistió fue porque le quitaron la cámara antes). Los periodistas y fotógrafos tienen, por misterios del ADN, tendencia a ponerse violentos, parece ser.

Cifuentes decide multar a la gente que acuda a una manifestación acogiéndose a la ley contra desórdenes públicos, aunque en la manifestación no haya un solo incidente (más allá de la propia multa). Hasta 300 euros como castigo preventivo, una multa antes del delito, para “garantizar la seguridad ciudadana”, para “proteger los derechos y las libertades”… en otra prueba más, inconfundible, de que el Gobierno nos quiere culpabilizados y silenciosos, con el derecho a la expresión totalmente recortado y desfigurado, porque queda claro que uno sólo intenta reprimir a aquel o aquellos que verdaderamente teme.

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