Fuente: www.dclm.es, 1 de mayo
Primero fueron los donantes. El Partido Popular tenía que devolver los "favores" que le habían hecho durante años numerosos "inversores" según quedo anotado en los auténticos papeles de Bárcenas. Luego estaban los bancos. Había que inyectar miles de millones a los bancos que, en esta ocasión, no se repartían millonarios beneficios. Con el dinero que recogieron del Estado, muchos de sus dirigentes se fueron a casa con millonarias indemnizaciones o jubilaciones millonarias. Y, a cambio, los bancos seguían sin dar créditos. Luego estaban las exigencias de Europa, de Alemania, a las que no había que poner reparo alguno por si acaso no llegaba el dinero para devolver los favores y había que volver a rellenar las cajas de los bancos. Luego estaban algunas instituciones como la Iglesia que también había colaborado con el PP desde los púlpitos, desde emisoras de radio y una televisión apocalíptica a su servicio. Pero ahí estaba el progresista Gallardón para devolver al franquismo la Ley del Aborto. Gallardon también recibió sobresueldos.
Y al final de la cola, muy al final, tanto que apenas de los divisaba estaban los españoles. Era una cola muy peculiar, la cola del paro. Antes de llegar al poder, Rajoy y Cospedal prometieron que las papeletas con voto PP eran contratos de trabajo. Ahora piden resignación y paciencia a seis millones de parados que este Primero de Mayo no tienen ni trabajo ni quieren tampoco que alcen su voz: desde el PP han hecho correr por ahí las voces de que los que van a las manifestaciones y a los escraches cobran doscientos euros, que están vendidos, que no tienen paciencia.
La derecha española clama también: ¿qué esperan Cospedal y Rajoy para presentar una todavía honrosa dimisión para dar paso a otros políticos menos hipotecados, con algo de interés, con más fuerza para defender a los ciudadanos? Porque es verdad lo que dice el lema de este Día del Paro: que NO TIENEN LÍMITES.
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