El Plural, 9 de mayo
El responsable de Villarrobledo acusa al de Albacete de “robarle” médicos, mientras que el de Hellín ordena operar a su madre “catalana” saltándose las listas de espera
El polémico y controvertido consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, José Ignacio Echániz (el que para los pensionistas el copago suponía “cuatro cafés”, o el que sentenció que las “pateras vienen a España porque saben que la sanidad es gratuita”), que según fuentes consultadas por ELPLURAL.COM podría abandonar en breve el Gobierno que preside María Dolores Cospedal, se rodeó cuando se hizo cargo de la cartera de un grupo de gestores yuppies para que llevaran las riendas de los principales hospitales de la región. Yuppies, con nóminas de infarto (nunca mejor dicho), que aterrizaron en la sanidad castellano-manchega con un claro objetivo: poner en marcha la privatización de los hospitales e iniciar el desmantelamiento paulatino de los mismos en aras de una falsa austeridad, cuando, según socialistas y sindicatos, “solo buscan entregar el negocio de la salud a manos privadas”.
Los “tiburones” se devoran entre ellos
“Tiburones” sanitarios que han hecho honor a su condición de gestores “sin alma” y no han dudado en “devorarse” entre ellos para alcanzar objetivos, como reconoce en una carta el gerente del hospital de Villarrobledo (Albacete), Ignacio Tárraga, a la que ha tenido acceso ELPLURAL.COM, en la que denuncia ante el director general de turno las malas artes practicadas por su homólogo de Albacete. En la misiva (ver documento), el villarrobletano advierte de los problemas que puede provocar en los pacientes “el robo” de médicos por parte del hospital de la capital, “que a mi entender aumentan la brecha (en la incertidumbre creada) en la eficiencia de la atención a nuestros enfermos”, advierte.
“Pacientes de segunda”
Situación que para Tárraga es insostenible y traslada al director general, “para tu conocimiento, parte de la ansiedad por la que transcurre mi existencia actual”, al mismo tiempo que le recuerda que los pacientes de Villarrobledo “no son de segunda”. Carta que, según las fuentes consultadas por este periódico, podría ser el anuncio de una “posible dimisión”. Y es que el gerente de Albacete, José Luis Sancho, que cuenta entre sus filas con algún gestor procedente de las filas independentistas catalanas, no se anda con chiquitas a la hora de ganar esta despiadada batalla que enfrenta a “cara de perro” a los gerentes de los hospitales de Castilla-La Mancha.
Favoritismos familiares
Gerentes que parecen sacados del relato esperpéntico de Valle Inclán, porque de otra forma es difícil explicar alguno de sus comportamientos, como el protagonizado por el titular del hospital de Hellín (Albacete), José Luis Sánchez, que ni corto ni perezoso se trajo a su madre “catalana” a Castilla-La Mancha, ordenó el traslado del equipo de neurocirujanos de Albacete capital hasta esta localidad, quienes la operaron el pasado 24 de abril a las cuatro de la tarde, cuando solo se abren los quirófanos para casos de urgencia. No solo eso, el gerente vulneró todos los principios, sobre todo el más sagrado: Las listas de espera.
“Irregular” y “caciquil”
Y no lo decimos nosotros. No, lo dice el Sindicato Médico quien cataloga como “irregular” esta intervención quirúrgica. Más crítico se ha mostrado el portavoz de sanidad del PSOE castellano-manchego, Fernando Mora, que en declaraciones a ELPLURAL.COM califica el hecho probado de “cacicada de tamaño mayúscula”, para seguidamente describir la situación como un “auténtico despropósito que debería llenar de vergüenza al gerente de Hellín, que no sé qué hace que no ha dimitido ya”.
Guadalajara y Cuenca
Gerentes, “tiburones” o yuppies a los que no le tiemblan el pulso a la hora de ejecutar las órdenes y los deseos de la presidenta neocon María Dolores Cospedal. Tanto es así, que el responsable de Cuenca lleva a cabo un minucioso y programado desmantelamiento del hospital “Virgen de la Luz”, con el cierre de plantas o la eliminación de fundamentales servicios, como el oncológico. Sin embargo, el centro hospitalario de Guadalajara, a pesar de que a nivel provincial el Gobierno del PP ha despedido a 400 profesionales y 5.000 ciudadanos están en lista de espera, no sufre los recortes tan brutales como el conquense. ¿Por qué será? ¿Por qué el alcalde alcarreño es del PP y médico de profesión y el de Cuenca del PSOE y abogado?
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