lunes, 25 de febrero de 2013

Los más perjudicados por la crisis


Elena tiene la invalidez concedida y no puede trabajar. Jesús fue despedido como interino de la Junta. Buscan una fuente de ingresos pero unen a la dificultad de todo el mundo su discapacidad


Fuente: La Tribuna de Toledo, 25 de febrero

Acompañamos a Elena y Jesús a la compra. A ella se le entiende bien agudizando el oído. Él tiene que hacer un mayor esfuerzo y, a medida que va tomando confianza con la persona que habla, se descuida y es más complicado. Los dos están casados, son paralíticos cerebrales y se han quedado sin sus empleos. Junto a Elena y Jesús va una pareja de amigos con su niña pequeña. Tienen que acompañarlos al supermercado porque a pesar de que son muy echados para adelante, tienen muchas limitaciones y no pueden conducir. Elena tropieza sola varias veces. A pesar de las dificultades, intentan coger la leche, e incluso abrir una bolsa, algo a lo que sus amigos les tienen que ayudar. Y aprovechando el viaje, hacen unas compras también a una vecina que tampoco tienen coche. Estos son Elena y Jesús.


Pero Elena y Jesús, a pesar de su ánimo y su buen gesto, están pasando por un mal momento. Si la crisis aprieta a todos, más lo hace con esta familia, que no sabe cómo va a poder pagar las facturas en unos años si a él no le sale otro empleo antes de que se le acabe el subsidio. Difícil lo ve, si no es en la administración, y ahora en la administración se teme que va a ser imposible.
Jesús y Elena se casaron hace doce años y se vinieron a vivir al barrio del Polígono, dejando sus pueblos. Hace tres años que se compraron su piso. Todo un acto de valentía, dado que él tiene una discapacidad del 85 por ciento y ella por ahora de un 74. El problema de Elena es que su parálisis es progresiva y cada vez le falta más oxígeno. Tiene problemas serios de salud, razón por la que le concedieron una invalidez. Ya no puede trabajar. Previamente, estuvo empleada muchos años en la ONCE, y después como formadora en Diputación de Toledo.
Jesús, por su parte, era trabajador interino de la Junta de Comunidades y, como tantos otros, ha perdido su empleo. El pasado mes de agosto, la familia fue a hablar con los responsables de la Junta. Estaban  muy preocupados por que le pudieran afectar los despidos de interinos, pero les aseguraron que no les iba a tocar, y que les iban a llegar por su situación personal.
Pero llegaron los recortes, y despidieron a Jesús. A la vuelta de vacaciones, se dio cuenta de que llevaba trabajando nueve años en la administración, y fue a solicitar su trienio. Cuando le dijeron que se amortizaba su plaza no comprendía qué le estaban contando. El 8 de octubre lo despidieron definitivamente, y todo a pesar de que en ese tiempo tocaron todas las teclas, y hablaron con todas las personas con las que podían hablar. Incluso llegaron a escribir a la presidenta regional, María Dolores Cospedal.
Desde entonces, el matrimonio está llamando a todas las puertas, a todas las administraciones. Físicamente, recibe el apoyo de la Asociación de Esclerosis Múltiple a recibir tratamientos de rehabilitación y de fisioterapia. En el Polígono tienen una amplia red de personas que les ayuda. Incluso desde el PSOE Esther Padilla ha llegado a contar públicamente su situación. Pero a Jesús no le sale trabajo. Se ha unido a la Plataforma de Desempleados del Polígono, y desde allí, y con la ayuda de unos y otros quiere reincorporarse a la vida laboral. Pero si complicado es para sus compañeros, él lo ve casi imposible.
En su día, pensaron pedir una ayuda a la dependencia. Pero como Jesús trabajaba, decidieron entonces permitir que percibieran las ayudas personas que lo necesitaran más. Hoy no tienen ayudas a la discapacidad, y sí muchos gastos por su situación.
Su problema es que aunque ahora tiene paro, a la larga se terminará acabando. Y mientras tanto, Elena continúa su paulatina enfermedad y cada vez es más dependiente. «Ahora tiene paro, pero ¿cuando se acabe, qué? ¿Qué va a hacer con un 85 por ciento de discapacidad? Si no nos empuja nadie, no podemos hacer nada», se lamenta ella. Mientras tanto, tienen que seguir pagando su hipoteca.

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