Qué triste tener que celebrar este día
Que fácil es mirar hacia otro lado cuando vemos el dolor en nuestras calles. Que fácil es justificar nuestras conciencias cuando vemos la miseria, la pobreza, el sufrimiento, encima protestando porque sus harapos estropean la brillante puerta de acceso a nuestra vivienda o la céntrica calle en la que compramos nuestros modelos de alta costura, o porque utilizan esos bancos del parque para dormir a la intemperie, pensando que al día siguiente pueden contagiar algo a nuestro hijos cuando vayan a montar en los columpios.
Y que me decís de nuestros gobernantes, a las órdenes del capital, hundiendo cada día más al pueblo en la miseria. De ese reparto desigual de la riqueza entre los países pobres y ricos.
870 millones de personas en el mundo pasan hambre. Es un dato escalofriante. Sobre todo teniendo en cuenta que en nuestro planeta vivimos en total 7 mil millones de personas y nuestra capacidad productiva sería capaz de alimentar al doble, a 12 mil millones.
12 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza en España y esto va en aumento. Tres millones de familias viven con menos de 300 euros al mes, el doble que hace cinco años. ONGs, comedores sociales y bancos de alimentos están desbordados.
Pero nuestras conciencias están tan inmunizadas que incluso seguimos comiendo nuestra grasienta hamburguesa frente al televisor a la vez que vemos las imágenes de esos niños desnutridos que apenas pueden ponerse en pie, sin esperanza de vivir más allá de unas cuantas horas.
Amigos, es más fácil mirar hacia otro lado, pero al menos tengamos la valentía de reconocer que esto es cosa de todos.
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